Rosita ha tenido un fuerte dolor de cabeza, de esos que hasta el silencio llega a molestar y después de esperar toda la tarde para ver si le pasaba sin ser así, se ha decidido ir al hospital; allí estaba esta graciosa enfermera que la entendió con todo el cariño del mundo y después de dos horas de salir y tomarse la medicación que le había dado el médico, Rosita estaba como nueva.
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